jueves, 12 de agosto de 2010

El Sonido Del Silencio

El sonido de un reloj,
en un silencio que no existe.
Unas cartas echadas,
hablan de una vida triste.

La vela apagada
por el arroyo que fluye.
Una vida destrozada
por lamentos que destruyen.

Ya la mente despeja,
los sentimientos tristes.
Y solo te recuerda
un olvido firme.

El reloj que suena
se quedo sin cuerda.
Y la gente olvida,
el sonido de su rueda.

Esa vela apagada
intenta ser encendida.
Mas sin éxito alguno
de-volver esa antigua vida.

Las velas que apagan
las personas amargas.
Son recordadas
solo por las marcas.

Entonces ¿qué será
de la vida apagada?
Ya no estará
y se dejará de recordar con nada.

¿y si la vela
se apaga por desgaste?
¿Qué recuerdos habrá?
¿Acaso los encontraste?

Y te preguntas:
¿quién fue la vela
que en primer lugar fue derrotada?
Y ¿quién será la ultima
a la que haga la jugada?

Y a su vez
desesperado.
Buscas respuestas
que no has encontrado.

Y cuando te encuentras perdido
en tanto pensamiento.
Te aferras al sin sentido
sin remordimientos.

Y terminas tus preguntas...

¿Qué será de la vela?
¿Por quien sucumbe?
Y no obtienes respuesta
ni preguntándole a la cumbre.

Pero a mi no me preguntes
pues yo soy otra vela.
Y las respuestas
no están en este poema.

Pues esto es un poema
y yo soy un mortal.
Que no tiene ni idea
de que va a pasar.

Sin motivo alguno
la vela se apaga.
Y cierta penumbra
invade nuestra alma.

Solo por pensar,
solo por recordar,
Sin saber descifrar,
que va a pasar.

La negra oscuridad
que nuestro cuerpo atenaza.
No es sino más
que oscuridad que reemplaza.

La vida,
por la muerte.
Y después,
Oscuridad.

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